
Para los Golden State Warriors, la pretemporada 2025 no va de acumular victorias en partidos de exhibición. En apenas dos semanas, Steve Kerr debe evaluar a los nuevos refuerzos, ajustar la rotación y, sobre todo, definir el papel de Jonathan Kuminga. Con las llegadas de De’Anthony Melton y Al Horford, la pizarra de Kerr tiene más piezas que nunca, pero también más interrogantes que resolver antes del inicio oficial de la campaña.
La incorporación de Melton y Horford ofrece a Golden State la oportunidad de experimentar con variantes que antes no estaban disponibles. Melton, un guardia defensivo y versátil, encaja de forma natural al lado de Stephen Curry gracias a su capacidad de robar balones y aportar intensidad sin necesidad de ser protagonista ofensivo.
Conoce el sistema tras su breve paso la temporada pasada, aunque la rotura del ligamento cruzado lo dejó fuera casi todo el curso. Todavía no estará disponible para el arranque, pero su regreso apunta a ser clave para mejorar la defensa perimetral que tanto sufrió en 2024/25.
Por su parte, Horford llega con el bagaje de cinco All-Star y un campeonato recién conquistado en 2024. Su presencia como pívot abierto refuerza tanto el juego interior como el liderazgo veterano de un equipo que históricamente ha sabido rodearse de experiencia para mantenerse competitivo. Kerr podrá aprovechar la pretemporada para probar cómo su perfil encaja con la energía de los más jóvenes y la dinámica del núcleo histórico.
El examen de Jonathan Kuminga
Tras meses de frustración por lesiones, minutos limitados y tensas negociaciones contractuales, Kuminga y los Warriors pusieron fin a su estancamiento con un nuevo acuerdo por dos años y 48.5 millones de dólares. Ahora llega el verdadero examen: demostrar si puede asumir un papel mayor en la rotación.
La pretemporada será su campo de pruebas. Con la plantilla más poblada, Kuminga debe convencer a Kerr de que puede ser más que un sexto hombre explosivo: ¿está listo para asentarse como titular y acompañar a Curry, Butler y compañía? Su capacidad de anotar con regularidad y mantener su impacto atlético marcarán la diferencia entre ser pieza secundaria o protagonista indiscutible.
La buena noticia para Golden State es que ya tienen una base sólida. Con la llegada de Jimmy Butler en la último deadline, el equipo cerró la fase regular con un 23-7 y mostró señales inequívocas de su ADN campeón. La eliminación en Playoffs contra Minnesota se explica, en gran parte, por la ausencia de Curry, y no tanto por fallas estructurales.
Por ello, Kerr no necesita reinventar la rueda. La prioridad será integrar de forma equilibrada a los refuerzos, dar confianza a Kuminga y mantener la química que impulsó al equipo en la recta final de la pasada temporada. Si lo logra, los Warriors podrían tener sobre la mesa las piezas necesarias para pelear por su octavo campeonato de la era moderna.