No está siendo el inicio de temporada soñado, pero van apreciándose señales cada vez más positivas en el juego de New York Knicks. La baja competencia en el Este puede dar el margen necesario para que todas las piezas se ensamblen y el proceso de construcción del equipo no necesite apresurarse demasiado.
Parecían un equipo sólido y consistente, con una identidad clara y en el que ninguna novedad podría generar distorsión alguna. Sin embargo, New York Knicks no ha sabido interiorizar los cambios producidos en su plantilla y su defensa, el gran baluarte de la idea de juego de Thibodeau, se ha tambaleado. Si bien es cierto que los neoyorquinos siguen lejos del rendimiento anhelado en este sentido, se nota ya una energía distinta en un equipo que ha ganado cinco de los últimos seis partidos.
Las alegrías están llegando en ataque, con una fluidez anotadora exquisita por parte de Karl-Anthony Towns, una tendencia al alza de Jalen Brunson y buen aprovechamiento de espacios por parte de Hart, Bridges y Anunoby. Mantener un caudal ofensivo tan notorio es una gran noticia ya que la defensa, tarde o temprano, mejorará sus prestaciones. Misma sensación de alivio es ver que, a pesar del mal inicio, New York Knicks ya está en cuarta posición de la Conferencia Este, habiendo obtenido un margen muy amplio para ir mejorando gracias a la débil competencia que experimenta con sus rivales directos de su conferencia.